Flexibilidad en el
Diseño de Interiores
En un mundo en constante transformación, la flexibilidad se ha vuelto esencial para un buen diseño. Hoy, los espacios deben adaptarse —a estilos de vida cambiantes, a rutinas en evolución y al paso del tiempo— sin perder nunca su armonía. Para Studio Piet Boon, la flexibilidad no consiste en cambiar por cambiar, sino en crear interiores que evolucionen con gracia junto a quienes los habitan.
En esta conversación en cuatro partes, la diseñadora Irene Valbusa de Studio Piet Boon explora los principios que dan forma a interiores flexibles y atemporales —desde la composición espacial hasta los detalles de hardware, desde la materialidad hasta los diseños que pueden moverse entre espacios privados y públicos.

Diseño que evoluciona con el tiempo
“La flexibilidad significa crear un espacio capaz de evolucionar sin comprometer su identidad esencial”, explica Valbusa. “Comienza con la distribución. Un plano debe permitir la transformación —ya sea un dormitorio infantil que cambia con los años o un salón que alterna entre la vida diaria y la recepción de invitados. Para apoyar esa evolución, los elementos fijos como el hardware y el mobiliario a medida deben ser atemporales, mientras que las capas suaves pueden adaptarse con el paso del tiempo.”
Para Studio Piet Boon, la base de la flexibilidad reside en la proporción y la calma. “Diseñamos la base arquitectónica como algo duradero —tranquilo, ordenado y equilibrado. El hardware y los acabados, especialmente cuando trabajamos con marcas como Formani, actúan como anclas táctiles dentro de ese marco. Cuando esos elementos están bien resueltos, un espacio puede crecer con sus usuarios sin perder su esencia.”

Crear coherencia a través del detalle
La flexibilidad, sin embargo, nunca debe conducir a la fragmentación. “Incluso cuando la función cambia, el espacio debe sentirse completo”, afirma Valbusa. “Por eso definimos elementos clave que marcan el tono —proporciones, luz y herrajes. Estos componentes fijos crean coherencia, permitiendo que otras capas se transformen libremente.”
Este énfasis en la coherencia se extiende naturalmente a los puntos de contacto más pequeños —los detalles que conectan a las personas con el espacio a nivel sensorial.
Un ejemplo de este enfoque se puede ver en un reciente proyecto residencial en altura en Osaka. “Diseñamos una sala de eventos compartida en el piso 50, donde paneles corredizos pueden abrir o cerrar una cocina de demostración según la ocasión. Seleccionamos la colección TWO de Formani en acero inoxidable satinado, ya que su curvatura sutil refleja la arquitectura del edificio. Es un detalle discreto, pero crea un diálogo entre exterior e interior —desde la fachada hasta el tacto de una manilla.”
La conexión táctil
Los herrajes desempeñan un papel sutil pero crucial en la experiencia espacial. “Una manilla es el primer punto de contacto físico”, señala Valbusa. “Su peso, su curva y su acabado comunican algo sobre el entorno al que estás entrando. El verdadero lujo reside en esa sensación silenciosa de durabilidad —herrajes que se sienten refinados y funcionan a la perfección durante muchos años.”
Una manilla Formani cepillada sobre yeso o madera natural capta la luz con suavidad e invita al tacto —un pequeño instante que eleva la experiencia diaria del usuario.
Una base serena para el cambio
El color y la materialidad son igualmente esenciales para apoyar la flexibilidad. “Trabajamos con neutros estratificados —cálidos o fríos según la arquitectura— para crear una base tranquila que pueda cambiar en ambiente y función con el tiempo”, explica Valbusa. “Las combinaciones tono sobre tono añaden profundidad a través del contraste entre texturas —mate junto a pulido, suave junto a estructurado. Dentro de esta contención, el hardware se convierte en un acento táctil: una manilla cepillada contra yeso o madera que atrae la atención mediante el tacto y el reflejo.”


Adaptarse a diferentes escalas
La idea de flexibilidad va más allá del ámbito residencial. “En una vivienda, la flexibilidad es íntima —tiene que ver con rituales y transiciones diarias”, explica Valbusa. “En los proyectos de hospitalidad, la escala cambia. Diseñas para muchos usuarios, a menudo de diferentes culturas, y el espacio debe transformarse varias veces al día sin perder identidad. Aquí, la iluminación desempeña un papel fundamental. La iluminación puntual, ambiental y de acento permite que una habitación cambie de carácter —de la claridad matutina a la intimidad nocturna— manteniendo una coherencia visual.”
En ambos mundos, los herrajes siguen siendo un punto de referencia. “Es algo que la mano recuerda”, afirma. “Incluso cuando cambian los muebles o la iluminación, ese detalle sostiene el diseño.”
Diseñar para la longevidad
Para Studio Piet Boon, la flexibilidad y la sostenibilidad están profundamente conectadas. “La sostenibilidad consiste en diseñar cosas que la gente quiera conservar”, afirma Valbusa. “Materiales naturales que envejecen con dignidad y herrajes creados para durar permiten que los espacios sigan siendo relevantes sin necesidad de reemplazarlos. La flexibilidad no es solo funcional —es una forma de longevidad.”
A través de su continua colaboración, Studio Piet Boon y Formani siguen redefiniendo el concepto de diseño atemporal —demostrando que la verdadera flexibilidad no reside en el cambio constante, sino en crear espacios que perduren, se adapten e inspiren durante generaciones.








































